SOFISTAS
LOS SOFISTAS
La palabra sofista viene del griego sophos, que significa experto, maestro artífice, hombre de sabiduría. En el siglo V comienza una nueva etapa de la filosofía griega, impregnada de un fuerte humanismo, en la cual el hombre mismo es el objeto de la reflexión. Con Sócrates, Platón y Aristóteles, la filosofía llego a uno de los puntos más altos de desarrollo. Atenas se convirtió en el centro cultural más importante de la época, creándose sistemas tan sólidos que se constituyeron en el fundamento de toda la filosofía occidental posterior. El arte de la palabra, la oratoria y el uso de la dialéctica para la discusión tuvieron gran importancia en el pueblo artista y amante de hablar bien.la retorica aparecía entonces como arma política que aseguraba los éxitos importantes a quienes valían de ella en la plaza pública antes los jurados. La victoria en los debates políticos estaba reservada a quienes podían y sabían sostener sus posiciones con argumentos sólidos y
poseían el arte de la palabra. Los sofistas, maestros de la retorica, deslumbraban a todos con la cantidad de conocimientos adquiridos durante sus viajes, con el uso es brillante de la palabra. Al comienzo, el término sofista (sabio, intelectual) denota respeto, es casi un halago. Pero poco a poco es estigmatizado, pues poco les interesaba la verdad en sí, más preocupados como estaban en la discusión en sí misma, y terminan siendo menospreciados por los Verdaderos filósofos. Platón y Aristóteles los clasificaron de mercaderes de ciencia ficticia, no real. A pesar de todas las críticas que recibieron todos los sofistas, quienes fueron llamados pseudofilósofos, existen varios aspectos que se puede resaltar, en su discutida filosofía: Haber cambiado la mirada centrada en los problemas de la naturaleza y comenzar a discutir sobre los asuntos relativos al hombre. Difundir en el pueblo la inquietud por el discurso racional y el afán por formarse y adquirir conocimiento. Al perfeccionar el uso del lenguaje y la oratoria, logran que la dramática y la retorica se desarrollen. La amplificación del concepto de ley la aparición del concepto de justicia, relativizando las leyes civiles particulares, afirman una naturaleza como a todos los hombres que legitima el derecho y la ley natural. Asimismo, introdujeron un ideal educativo más amplio que el anterior, el cual no se circunscribía solamente en lo moldes demasiados angostos de la antigua formación gimnastica y rítmica propia de la aristocracia. Educaban a la juventud para conseguir fines políticos y ganar debates discursivos, buscaban formar hombres de estado, capacitarlos para ocupar cargos públicos o triunfar en los negocios., mediante el uso técnico de la palabra, a este arte de la argumentación con fines prácticos. Lo que estaba enseñando de esta forma era hacer uso de la inteligencia y la razón, a examinar el comportamiento humano, a dirigir bien las ideas, en suma, enseñaba a conducirse en la vida de manera reflexiva, racional, mediante el uso de la inteligencia. ASPECTOS GENERALES SOBRESALIENTES
RELATIVISMO: Todo se transforma y cambia. Nada hay fijo ni permanente. Las esencias de las cosas son variables y dependen de las circunstancias. SUBJETIVISMO: Cada uno posee su propia forma de ver el mundo, no existe para ellos una verdad firme y objetiva. El hombre es la medida de todas las cosas. HUMANISMO: Cuidaban mas la oratoria que la profundidad de sus discursos, primaba la belleza de la palabra. Se preocupaban de los problemas humanos, pero no se preocupaban del hombre en sí, sino más bien del hombre político y de los problemas prácticos relacionados con la polis y la vida del estado. Esto es, los sofistas asumieron la función de formar a los hombres para desempeñarse con éxito en la vida practica. ESCEPTISISMO: No podemos conocer nada con certeza.
APATIA MORAL Y RELIGIOSA: No hay cosas buenas y malas en sí misma, pues no existe un catalogo que condiciones la conducta. El criterio propuesto para juzgar una acción como adecuada o inadecuada era la utilidad. POLITICA: Más que la consecución de un proyecto político o la contribución al fortalecimiento del estado, enseñaban a emplear sus medios para el servicio de los intereses particulares, utilizando para ello el arte de mover los sentimientos y las pasiones. Todos los medios son validos para conseguir el fin de cada uno se propone. El buen resultado los medios para conseguirlo. La elocuencia como arte de la persuasión era utilizada para el bien o para el mal. Hay que decir que no se conserva ninguna obra completa de los sofistas, apenas unos pocos fragmentos que difícilmente dan cuenta de sus numerosos planteamientos. Propone que la esencia del hombre es la psyche (que significa alma, inteligencia), en virtud de la cual participamos de la realidad, entendida como el orden de lo realmente existente, absoluto y eterno (mundo de las ideas, que está en un plano distinto del de las cosas sensibles), y, en consecuencia, permite acceder el conocimiento de las cosas. Si bien Sócrates plantea preguntas metafísicas, su interés primordial, lejos de ser meramente teórico, es la visa práctica: vivir bien. A hora bien ¿Cómo se logra esto? “En griego lo de nosotros llamamos “virtud” se dice arete, y significa aquello que convierte una cosa buena y perfecto en aquello que o, mejor aún, significa aquella actividad y modo de ser que perfecciona cosa, haciéndola ser aquello que debe ser. (Los griegos hablan, por lo tanto, de una virtud del distinto instrumento, de una virtud de los animales, etc.; por ejemplo, la virtud del perro consiste en ser un buen guardián, la del caballo en correr con rapidez, y así sucesivamente). En consecuencia la virtud del hombre no podrá ser más que lo que hace que el alma sea como debe ser, de acuerdo con su naturaleza, es decir, buena y perfecta. En esto consiste, según Sócrates, la ciencia o el conocimiento, mientras que el vicio la privación de ciencia t conocimiento, es decir, la ignorancia”. (Giovanni Reale). Quiere decir entonces que para Sócrates el propósito del conocimiento de la filosofía, es alcanzar la excelencia o virtud del hombre, es la realización de la bondad y perfección propia del alma. Así, consagrar la vida a los conocimientos con vistas a dicha realización es la vida buena y justa.